La Iglesia Católica, para
alegría de la familia carmelitana ruteña y universal, celebra hoy, día 15 de
Octubre, la festividad de Santa Teresa de Jesús.
Teresa Sánchez de Cepeda
Dávila y Ahumada, nació el 28 de marzo de 1515 en Ávila. Fue la primera de los
8 hijos de Alonso Sánchez de Cepeda, descendiente adinerado de una familia
judía conversa, y de su segunda mujer, Beatriz Dávila y Ahumada.
Aprendió a leer -raro
para una mujer de su época- y fue una ávida lectora de los libros de santos,
novelas de caballería y romanceros. Dicen que fue una niña de viva imaginación,
bonita y presumida, que gozaba de la soledad y rezaba en su cuarto ante un
cuadro de el Salvador. Numerosos fueron los escritos numerosos poemas y romances
que dejó escritos como testimonio de su obra.
A lo largo de su vida
dejó una obra literaria importante, llegando a escribir 437 episodios, obras
místicas y numerosos poemas, cantares y villancicos. La mayor parte de su obra
es fruto de la obediencia a sus superiores que creían oportuno que dejará
constancia de sus experiencias y enseñanzas. Destacan 4 grandes libros: Vida, Moradas,
Camino de perfección y Fundaciones. La Inquisición vigiló muy de cerca sus
escritos. Los guardianes de la fe ortodoxa denunciaron sus libros como
‘herejías de luterana’.
A los 7 años decidió
escaparse de su casa junto a su hermano Rodrigo para viajar a tierras de
infieles-tierras habitadas por musulmanes-. Querían sufrir el martirio, pero
les encontraron muy rápido y les obligaron a volver. En 1527 falleció su madre
y Teresa, que solo tenía 13 años, se refugió en los libros y sus oraciones.
Cuando tenía 15 años, su
padre la envió a estudiar al convento de las agustinas de Ávila. Al año tuvo
que volver a casa al caer gravemente enferma con problemas de corazón y
desmayos continuos. Durante su convalecencia decidió ser monja pese a la
oposición de su padre. El 3 de noviembre de 1532 tomó los hábitos en el
convento carmelita de la Encarnación de Ávila.
Nuevamente cayó enferma y
tuvo que regresar a casa donde los médicos la daban por muerta-llegó a estar 4
días inconsciente. Sobrevivió pero quedó paralítica durante casi dos años. A
mediados de 1539 se curó, según ella, por intermediación de San José. Volvió al
convento aunque su salud quedaría ya para siempre muy débil. Tardó en valerse
por sí misma alrededor de tres años.
En 1544, año que murió su
padre, tuvo la primera aparición de Cristo mientras rezaba. Teresa tenía
entonces 39 años y llevaba 19 como religiosa. Fue entonces cuando empezó a
evitar las visitas y se sumió en una vida de oración y penitencia constante.
Comenzó a tener manifestaciones de Dios mediante visiones y comunicaciones
interiores.
Impulsora de la reforma
de la orden carmelita, en 1560, disgustada por la indisciplina de las
carmelitas, decidió con el apoyo del Papa reformar la congregación para volver
a la auténtica clausura, a una vida de pobreza y austeridad absoluta.
De esta guisa, con el
dinero de familiares y amigos, como la duquesa de Alba, y el apoyo de San Juan
de la Cruz, reformador de la orden masculina, se creó la primera comunidad de
las Carmelitas Descalzas de San José, viajando
sin descanso y llegando a fundar 17 conventos por toda España.
A estos conventos se suma
el primer convento del Carmelo masculino que fundó San Juan de la Cruz en
Duruelo en 1567. Santa Teresa conoció a San Juan en Medina del Campo, cuando
ella tenía 52 años y él 24. Fue ahí cuando ella le convenció para unirse a la
reforma.
Mientras se encontraba en
Alba de Tormes, su salud empeoró y falleció el 4 de octubre de 1582 a los 67
años. Fue enterrada en el convento de la Anunciación de esa localidad. Nueve
meses después abrieron el ataúd diseccionaron una de sus manos que fue enviada
a Ávila; el padre Gracián le cortó el dedo meñique.
En 1585 el cuerpo de
Santa Teresa fue trasladado a al convento de San José en Ávila. En esos años se
sacaron varias reliquias: el pie derecho y la mandíbula superior están en Roma;
el ojo izquierdo y la mano derecha en Ronda; la mano izquierda en Lisboa y el
brazo izquierdo y el corazón en Alba de Tormes.
Fue beatificada por Pablo
V en 1614, canonizada por Gregorio XV en 1622 y nombrada primera mujer Doctora
de la Iglesia Católica por Pablo VI en 1970. Logró los títulos de patrona de
los escritores españoles y doctora por la Universidad de Salamanca. Murió sin
haber publicado ninguna de sus obras, sin fundar ningún convento en Madrid y
sin haber conseguido separar la orden de descalzados de la de calzados.
Que su ejemplo de entrega
y dedicación a Dios, nos sirva de ejemplo en el día de hoy para ser mejores
cristianos y, aferrándonos a dicha entrega a Dios y siempre bajo la intercesión
del Santo Escapulario de la Señora y Patrona de Rute, nos permita a los
carmelitas seguir perseverando en el misterio de la fe.
Que así sea…
¡VIVA
LA VIRGEN DEL CARMEN!
¡VIVA
LA PATRONA DE RUTE!
¡VIVA
SANTA TERESA DE JESÚS!
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