Texto: Jesús Manuel Redondo Alba
Imagen: Archicofradía
Apenas a unas horas para que cerremos el año 2016, celebramos
la festividad más importante del cristianismo: el nacimiento de Jesucristo en
Belén.
Durante este tiempo de Adviento, los cristianos
hemos tenido la oportunidad de prepararnos adecuadamente para conmemorar el
Nacimiento del Salvador, de vestirnos de gala por dentro, de la misma manera
que estos días lo hacemos por fuera para celebrar en familia esta fecha tan
especial. No obstante lo anterior, la venida al mundo de Jesús supone la
alegría de recibir todo el amor de Dios a través de su Hijo, hecho hombre. Luz
de salvación venida a nosotros para redimirnos de nuestros pecados.
AMOR: la palabra
unida al Nacimiento de Jesús a la que deberíamos dar especial importancia en
nuestras vidas durante estos días.
El capítulo 13 de la primera
Epístola a los Corintios
ha sido llamado en la Biblia en reiteradas ocasiones el Capítulo del amor. Pocos textos hacen referencia de una manera tan
maravillosa al amor como él, ensalzando aspectos del mismo como su valor y su virtud.
Uno de los párrafos más bellos de dicho capítulo de
la Epístola a los Corintios se refiere de esta preciosa manera al valor
de la preeminencia del amor:
“Si no tengo
amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo, y hasta el idioma de
los ángeles. Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; ¡soy como
una campana desafinada. Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de
Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios
me haga mover montañas.
Si no tengo
amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve
dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás. El que ama tiene paciencia en
todo, y siempre es amable. El que ama no es envidioso, ni se cree más que
nadie. No es orgulloso. No es grosero ni egoísta. No se enoja por cualquier
cosa. No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho. No aplaude
a los malvados, sino a los que hablan con la verdad. El que ama es capaz de
aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo.”
En nombre de
toda la junta de gobierno de la Archicofradía de Nuestra Señora del Carmen, Señora
y Patrona de Rute, queremos desear a todos los ruteños, hermanos de la
Archicofradía, cofradías y hermandades de nuestra villa y lectores carmelitas que
nos siguen día a día, una muy FELIZ
NAVIDAD, con el expreso anhelo por nuestra parte de que la misma colme de
ese amor del que nos habla la Epístola a los Corintios los corazones de todos
los devotos de nuestra Carmelita.
Que la mirada tierna, afable, generosa, dulce y
patronal de María Santísima del Carmen nos sirva para entender de manera
contundente que sólo bajo su intercesión aprenderemos a ser mejores cristianos
(con la ayuda, por supuesto, de la insustituible preeminencia del amor).
Que Cristo nazca cada día en el corazón de cada uno
de los ruteños…
Amén.
¡VIVA LA
VIRGEN DEL CARMEN!
¡VIVA LA
PATRONA DE RUTE!
¡VIVA LA
REINA Y SEÑORA!
¡VIVA LA
MADRE DE DIOS!
¡VIVA LA
EMPERATRIZ CARMELITANA RUTEÑA!
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