Cuando aún no hemos olvidado de nuestro pensamiento las
bellas estampas del inmaculado frontis de nuestra Madre, durante la celebración
del Triduo conmemorativo del nonagésimo sexto aniversario de su nombramiento y
proclamación como Señora y Patrona de la Villa de Rute, contemplar a María
Santísima del Carmen en su Santuario, ya ataviada para la Cuaresma, nos sirve para
preparar el tiempo Cuaresmal que mañana comienza para los cristianos (como
preparación espiritual previa a nuestra Semana Mayor).
Si admirar a nuestra Carmelita engalanada como Reina nos invita
a ponernos a su pies y alabar su monumental belleza, el poder disfrutar de su
presencia en el Santuario estos días (magistralmente arreglada por su grupo de
Camarería) engalanada con vestido de esterilla antiguo, manto brocado con
flores color pastel, tocado de hojilla a modo de pecherín y corona de balón de
plata de ley (recientemente restaurada) de finales del siglo XVIII, nos invita
a la interioridad, al examen de conciencia personal, al arrepentimiento y, por
supuesto, a la oración.
Como igualmente invita a la oración y al recogimiento el
contemplar al Fruto Bendito de su vientre ataviado con vestido rosa (bordado
con pequeñas lentejuelas metálicas en tono plateado), rico encaje a base de
hojilla de plata, potencias plateadas y rosario de filigrana cordobesa.
Hermosura sencilla y humilde pregonada por nuestra Patrona a
través de su inconfundible mirada dulce y serena, haciendo gala de esa “Nave de
Gracia” con que la describe una de las coplas más hermosas de la Aurora, nave
de Salvación a la que nos seduce a subir nuestra Carmelita para llegar a Jesús,
tras nuestra travesía terrenal.
Y es que cualquier forma de contemplarte y adorarte, Madre,
es motivo suficiente para que nos otorgues la tranquilidad de tu presencia y
para que tu brillo siempre esté presente en nuestras vidas pues , a tu lado,
nunca nos faltará el norte del Carmelo como faro y estrella de nuestra vida.
Faro y estrella que haces brillar con dulzura y esperanza (de
la que solo Tú puedes presumir), siempre reluciendo como Virgen Pura con su rostro
preñado de esplendor.
En los ojos de nuestra Carmelita, queridos ruteños, encontraremos
en este tiempo Cuaresmal esa fuente inagotable de pureza, tan indispensable
para ser mejores como personas y cristianos. Aprovechémosla en beneficio de
nuestro sincero propósito de querer encontrar a Jesús.
Ayúdanos, Señora y Patrona de Rute, a mantener la fe y
esperanza de poder disfrutar algún día, de ese faro disfrazado de estrella del
Monte Carmelo que son tus ojos. Dichosos los que después de esta vida, puedan
tener el precioso consuelo de contemplarlos en el Cielo.
Que así sea …
¡VIVA LA
VIRGEN DEL CARMEN!
¡VIVA LA
PATRONA DE RUTE ¡
¡VIVA LA
REINA Y SEÑORA!
¡VIVA LA EMPERATRIZ CARMELITANA!
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