Recién
terminado el mes de Noviembre, la alegría y la luz de la Navidad empiezan a atisbarse desde la reja del Santuario de nuestra Patrona
que, desde el día 1 de Diciembre, ya luce extraordinariamente vestida para el Adviento
de esta maravillosa manera. De hecho, los grupos de visitantes que durante todo
el fin de semana han pasado por la morada de nuestra Madre y Patrona, han
quedado prendados de la sublime belleza que desprende nuestra amadísima Madre
desde el camarín de su Santuario.
La
Señora y Patrona de Rute luce esplendorosa con
saya y escapulario (de estreno) realizado con tela de shary indio,
bordado enteramente con canutillo color marfil y cristales, combinado con el
manto de tisú de plata y aplicaciones de tisú de oro. Remata dicho maravilloso
frontis el escudo de nuestra Archicofradía repujado en plata.
Completan
la fantástica estampa y atuendo navideño de nuestra Madre, la corona dorada de
doce estrellas sobre velo de aplicaciones de Bruselas y el Divino Infante,
vestido con su traje de brocado azul y plata y zapatillos de croché en hilo de
plata. Toda una delicia para los sentidos y para el alma de los ruteños que, en
estos días de Adviento se acercan a rezar a nuestra Patrona en los días previos
a la Navidad, gracias al magnífico trabajo de camarería de nuestra
Archicofradía.
En este
tiempo de Adviento, en el que fijamos la mirada en la Encarnación del Verbo para
prepararnos mejor a su manifestación, debemos contemplar con mimo a María
Santísima del Carmen, la elegida por Dios para estar unida a este gran
misterio. La alegría de la Encarnación no sería completa si la mirada no se
dirigiese a nuestra Carmelita que, obedeciendo totalmente al Padre, engendró
para nosotros en la carne al Hijo de Dios. María vivió plenamente su maternidad desde el
día de la concepción virginal, culminándola en el Calvario a los pies de la
Cruz.
Que
elevando estos días los ojos a nuestra Madre del Carmen, fijemos nuestra mirada
en esa Estrella que es su Divino Infante en pos de abrir de par en par nuestra
vida a los demás, y de compartir con nuestros seres más queridos y los que más
lo necesiten (tanto en lo espiritual como lo material) la llegada del Verbo
hecho carne que pronto habitará entre nosotros.
De
esta manera, igualmente, daremos sentido a la reciente Coronación Canónica
Pontificia de nuestra Patrona, en una Navidad, la de este año, más que nunca
Coronada por la exultante belleza de la Reina y Señora de Rute.
Que
así sea…
¡VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN!
¡VIVA LA PATRONA DE RUTE!
¡VIVA LA REINA Y SEÑORA!
¡VIVA LA EMPERATRIZ CARMELITANA!
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