En la mañana del pasado Jueves, los ruteños
recibíamos un tremendo y desagradable jarro de agua fría, al conocer el
fallecimiento de nuestro paisano (y merecido hijo predilecto de nuestra villa)
Rafael Martínez Simancas.
Se nos va una persona excepcional en todos
los sentidos, embajador de nuestro pueblo y de nuestras tradiciones allá donde
siempre se ha encontrado, aparte de un extraordinario profesional: pues su
chispa y talento quedará desierto para siempre en el mundo del periodismo y los
medios de comunicación.
Licenciado en periodismo por la Universidad Complutense
de Madrid, fue director del periódico Qué! y colaborador de otras
cabeceras del Grupo Vocento a través de Colpisa, así como en ABC/Madrid.
Además, era colaborador de Europa Press, como columnista de OTR/Press. También
trabajó en la Cope,
Onda Cero, Cadena Ser y Punto Radio. En EL MUNDO, estuvo ligado a esta casa
siendo colaborador fijo en la primera etapa de EM2.
Fue galardonado con una merecida Antena de
Oro, otorgada por la
Federación Española de Profesionales de Radio y Televisión y recibió
el Premio Mesonero Romanos de Periodismo, otorgado por el Ayuntamiento de
Madrid.
Como autor, nos deja para nuestro disfrute
libros como El Amor Patético, (Algaida), también del ensayo de humor Estoy
en el candelabro y otros nardos en la palabra, Corazón Rojo y El
Tiempo y la memoria, publicados por la Esfera de los libros. Apenas ha podido disfrutar
del éxito de su última obra, Doce Balas de Cañón. Seguro que lo está haciendo
desde el Paraíso.
Hace poco, en una extraordinaria entrevista
realizada por nuestros compañeros de Radio Rute, nos ponía los pelos de punta
cuando hablaba con tan extraordinaria naturalidad y entereza de los pormenores
de la lucha contra su enfermedad, maldita enfermedad que se lo ha llevado
físicamente de este mundo, pero que nunca conseguirá apartarlo de los corazones
de los ruteños.
Estarás disfrutando de Jesús de la Rosa y de tu Virgen de la Cabeza más cerca que
nosotros, y te encontrarás gozando del merecido privilegio de contemplar el
rostro de Nuestra Carmelita y Patrona en persona, sin necesidad de asomarte al
Llano para ver su paso cuando nuestra Madre pase cerca de tu Barrio, pues ya la
tienes justo al lado.
Desde estas líneas, mandamos nuestro más
sentido pésame a la familia de Rafael, aunque estamos seguros que desde el más
perdido rincón del infinito mar de olivar celestial en el que se encuentra, su
mente estará tramando una nueva crónica que sirva para poner a Rute, en lo más alto del candelero
informativo.
Descansa en paz, Rafael…Y ayúdanos desde el
Cielo.
Un abrazo.
1 comentario:
"Tras la muerte, para las grandes personas están reservados los grandes lugares. Ese gran lugar es un regalo y ese regalo es permanecer en los corazones de los que te han querido".
Un abrazo a todos sus seres queridos.
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