En
la tarde noche de ayer, fuimos conocedores de la triste noticia del
fallecimiento del Rvdo. Padre D. Gregorio Molina Molina, sacerdote ruteño y,
sobre todo, bellísima y entrañable persona que se ganó a pulso a lo largo de su
vida el cariño de todo el pueblo de Rute, así como el afecto de las localidades
en las que ejerció su labor sacerdotal durante el ejercicio de su ministerio.
D. Gregorio Molina
fue ordenado presbítero el 22 de diciembre de 1966 y, como diácono, tuvo la
ocasión de ejercer como formador en el Seminario Menor. Ejerció como coadjutor
de la Parroquia de San Sebastián de Pozoblanco (Córdoba), así como en las
parroquias de “Santiago Apóstol” de Iznájar y de “San Mateo Apóstol” de Lucena,
siendo en esta última, miembro del equipo sacerdotal.
Con especial cariño lo recuerda
nuestra vecina ciudad de Lucena, enclave en el que el desarrolló una intensa
labor sacerdotal que dejó en los lucentinos una profunda huella, sobre todo en
el mundo cofrade. Marca que también dejó en el corazón de D. Gregorio la
Patrona de Lucena y del Campo Andaluz, María Santísima de Araceli, a la que en su vida y en su ministerio sacerdotal tenía siempre presente.
Como también se habrá llevado grabado
en su corazón a modo de presente al Paraíso, el nombre de su Rute natal, gracias
al cariño que todas las cofradías y hermandades de pasión y gloria le
profesábamos, pues siempre estaba dispuesto a colaborar con ellas: bien en
forma de escrito de colaboración para cualquier revista de cultos u ostentando
la sagrada cátedra en los múltiples triduos y quinarios celebrados en nuestra
localidad.
Supremo y profundo era el amor que
profesaba a la Madre de Dios bajo sus diversas advocaciones, en especial, el
que sentía por la Señora y Patrona de Rute, la Santísima Virgen del Carmen, a
la que una y otra vez dijo sí cuando la Real Archicofradía solicitaba su ayuda.
Dicho sentimiento se elevó a la máxima potencia de su fervor mariano y
carmelitano al tener la suerte de poder disfrutar en vida de todos los actos de
la reciente Coronación Canónica Pontificia de Ntra. Carmelita.
Dicha entrega, fue reconocida por
esta Real Archicofradía el 29 de octubre de 2016, día en el cual D. Gregorio
celebró sus bodas de oro sacerdotales en la Parroquia Mayor de Santa Catalina
Mártir, en cuyo acto D. Leopoldo José Jiménez y D. Francisco Caballero, le
hicieron entrega de un escapulario en nombre de nuestra Junta de Gobierno en
agradecimiento a su colaboración y por tan importante celebración.
En los últimos años de su vida, en
los que D. Gregorio pudo disfrutar de lleno de su pueblo, fue capellán de la
Residencia de ancianos Juan Crisóstomo Mangas y de las Hermanas
Mercedarias de la Escuela Hogar, así
como sacerdote adscrito a la Parroquia Mayor de Santa Catalina Mártir de
Alejandría.
Los que hemos tenido la ocasión de
recorrer el Barrio de San José Obrero de nuestra Villa durante una noche de
sábado de Aurora, echaremos muchísimo en falta esa última copa de anís a la que
siempre D. Gregorio invitaba en la puerta de su casa, si bien, el regusto de la
misma perdurará por siempre en nuestro corazón gracias a la eterna nobleza y
bondad que derrochaba como persona y como sacerdote.
Estimado Don
Gregorio: que nuestra querida y adorada Carmelita le tenga siempre bajo la
impoluta y soberana protección de su Santo Escapulario, ahora que ostenta la
dicha de tenerla tan cerca, al tiempo que seguiremos rogando a Ntra. Patrona para
que, desde allí arriba, le otorgue la fuerza necesaria para que vele por esta su familia carmelitana ruteña que nunca
lo olvidará.
Que así sea…
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