La alegría de la
Resurrección del Señor y el triunfo de su vida sobre la muerte, nos debe
contagiar a los ruteños y llenarnos de fe y esperanza, sobre todo al contemplar
cómo María Santísima del Carmen, Madre y Patrona nuestra, proclama la grandeza
del Señor y manifiesta su alegría en Dios cuando reconoce cuánto ha recibido de
Él.
Una euforia de
Resurrección para los cristianos que llega en plena primavera, prácticamente a
las puertas del mes de Mayo –íntegramente dedicado a la Virgen- y el cual debe
ser aprovechado por nosotros para mirar a María con humildad y plena confianza,
con el fin de sentir plenamente la cercanía de nuestra Carmelita y ser
cómplices de esa mirada de ternura que, desde su morada de la calle Toledo,
alivia nuestras tensiones diarias, ilumina nuestras opacidades personales y
borra de nuestro espíritu cualquier obstáculo que nos impida llegar a Jesús.
Y es que
contemplar actualmente a la Virgen del
Carmen (primavera que es de nuestras vidas) ataviada con mantilla de tul
bordada en seda al estilo granadino, saya y escapulario de terciopelo de algodón
bordado en oro y su manto de tisú de plata con vistas de grecas de tisú de oro
y lentejuelas, es imaginarla a Ella en pleno Jardín de Dios, anunciándonos los
frutos que el amor infinito de Jesús hará brotar entre sus hijos ruteños cual
oraciones trenzadas por coplas de la Aurora.
Mirarte, Carmen,
llevando en brazos a tu Divino Infante vestido con su traje carmelita de
terciopelo marrón bordado en oro y sus sandalias de cuero es, sencillamente, un
canto de alabanza a tu ternura y el mejor regalo que puedes ofrecer a los
ruteños para que sigamos siendo discípulos de Cristo y testigos comprometidos
de la Evangelización (esa a la que todos debemos aferrarnos tras la Coronación
de nuestra Carmelita para seguir Evangelizando Rute con María, que no se nos olvide).
Tu presencia
actual, reluciente cual flor que destaca en nuestra Villa por su belleza y
singular figura, nos sirve en esta complicada primavera a los ruteños para
sentir de lleno la fragancia de Dios a través de tu mirada y para imaginar los
tan fantásticos significados de tu nombre (música, canto, poema…) concentrados
en tu más que sobrada hermosura.
Tú, Madre, que
brillas cual astro más hermoso reinando sobre el Hacho y Las Cruces (como reza
tu himno), no dejes de ser nunca para nosotros a través de tu Escapulario el
camino que siempre guíe el comportamiento de tus hijos ruteños, y vela siempre
para que tu belleza (fiel reflejo en tí de la humanidad y grandeza de Dios)
prevalezca por encima de la crueldad y el dolor.
Reina y Señora
de Rute: proyecta sobre nosotros tu doctorada y sobresaliente santidad para que,
en esta primavera, nos sigas otorgando el privilegio de poder visitarte en tu
Santuario y ejerzas desde allí tu amor de Madre y Patrona sobre jóvenes,
adultos, hombres y mujeres de nuestra localidad (quién mejor que Tú para eso, si
además de Patrona de Rute eres Madre de la humanidad).
Queridos
ruteños: la Primavera ha florecido de lleno en el Jardín de Dios. ¡Es la Flor del Carmelo, nuestra Patrona, la Viña
florida y Madre del Salvador!
Que así sea…
¡Viva
la Virgen del Carmen!
¡Viva
la Patrona de Rute!
¡Viva
la Reina y Señora!
¡Viva
la Madre de Dios!
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