
Primer
día de Triduo en el que destacó por encima de todo, una vez más, nuestra Madre
y Patrona, la Santísima Virgen del Carmen, que lució bellísima y espectacular,
ya no solo por el estilismo del altar dispuesto por el grupo de altares y
camarería de la Real Archicofradía para la ocasión, sino por la preciosidad del
frontis admirable que la Soberana Ruteña presentaba en el camarín de su bendita
morada para la celebración.

Su
Niño, igualmente envuelto de gracia y hermosura, en brazos de la Señora, con
vestido blanco de 1954 bordado en oro sobre terciopelo blanco, solicitando de
los ruteños que nos acerquemos a Él, a través de la divina presencia de su
Bendita Madre.
Todo
ello, completado con un exorno floral alegra y radiante a base de rosas
blancas, champán y menta, y de la correspondiente candelería de cera,
convierten el altar del Santuario en el mejor regalo de amor a nuestra
Carmelita por su nonagésimo sexto aniversario patronal.
Ella
es, desde hace ya casi noventa y seis años: la Abogada, Protectora y Benefactora de la
Villa de la que es Reina, luciendo estos días exultante apoyada en sus infinitos
atributos maternales y, como no, en su indescriptible belleza. Hermosura que le
sirve para irradiar a través de sus ojos lo que simple y llanamente es: Señora y Patrona de Rute.
Bendita
la suerte que un día el Altísimo derramó sobre esta mariana Villa.
¡Viva la Virgen del
Carmen!
¡Viva la Patrona de Rute!
¡Viva la Reina y Señora!
¡Viva la Emperatriz
Carmelitana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario