El pasado Miércoles, se
celebró en el Santuario de nuestra Patrona la Solemne Misa Extraordinaria de
Navidad 2018, en la cual ostentó la Sagrada Cátedra el Rvdo. Padre D. José
Gregorio Martínez Osorio, Consiliario de la Archicofradía. Con dicha
Eucaristía, los hermanos de la Archicofradía y los devotos de nuestra Patrona,
celebraban de esta manera las fiestas navideñas en torno a María Santísima del
Carmen.
Con un Santuario repleto
de fieles, durante su homilía, D. José Gregorio Martínez Osorio destacó la
importancia del perdón para los que nos sentimos cristianos en torno a Cristo,
amén de destacar la crucial relevancia de la llegada del Salvador en pos de que
el Verbo (hecho carne) habite durante todo el año en nuestro quehacer diario.
La celebración de la
Santa Misa, estuvo dedicada y aplicada al que fue hermano cofrade, solista de
los Hermanos de la Aurora y miembro de la Comisión Honorífica de Coronación: D.
Alfonso Quevedo Aroca, recientemente fallecido. A dicho homenaje se sumaron los
Hermanos de la Aurora de María Santísima del Carmen que, al final de la
Eucaristía, elevando sus coplas a la Patrona de Rute, quisieron rendir un sentido
homenaje al que, durante tantos años, brindó su voz como solista para predicar el
nombre de nuestra Carmelita por las calles de nuestra Villa.
La nota alegre de la
celebración, corrió a cargo (un año más) del Coro “Almas Jóvenes”, de la
Parroquia de Santa Teresa de Córdoba, que interpretó una completísima Misa de
Villancicos Populares que llenó de sentimiento navideño cada uno de los
rincones de la morada de la Patrona ruteña.
En nombre de la Junta de
Gobierno de nuestra Archicofradía, queremos felicitar y agradecer de forma
expresa a todos los componentes del Coro Teresiano cordobés, su desplazamiento
al Santuario de nuestra Madre en pos de pregonar con sus cantos la alegría de
la Navidad en nuestra Villa.
Adoremos al Rey de los Cielos, al verbo de Dios hecho carne que nos ha nacido.
Que así sea…
¡VIVA
LA VIRGEN DEL CARMEN!
¡VIVA
LA PATRONA DE RUTE!
¡VIVA
LA MADRE DE DIOS!
¡VIVA
SU PASTORCILLO DIVINO!
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