La Patrona de
Rute desmanteló un año más todos los patrones imaginables de hermosura en un
traslado procesional a Santa Catalina multitudinario, que congregó a las
plantas de la Señora
a sus hijos ruteños.
Texto: Jesús Manuel Redondo Alba
Imágenes: Francisco José y Jesús Manuel Redondo Alba | José Macías Granados | Radio Rute | Eva Trujillo
Vídeo: Francisca Silas Márquez
Al filo de las nueve de la noche, las campanas del
santuario de nuestra Patrona ya se habían quedado roncas de anunciar la salida
de la Reina y
Señora de Rute.
Momentos después, María Santísima del Carmen,
Patrona de Rute, hacía presencia en el dintel de las puertas de su santuario
destrozando con su entronizada efigie patronal cualquier atisbo de patrón que
se hubiese proyectado hasta entonces en relación a la belleza, la hermosura y
la grandeza.
Y es que la cuesta de Los Barrancos, una vez al año,
actualiza una y otra vez el significado de palabras como plasticidad, sutileza,
humildad, exquisitez o preciosismo, justo en el mismo momento que el pasodoble
‘Reina y Señora’ armoniza el paso firme de nuestra Carmelita acompasándolo con
la inconfundible brisa de la tarde del último domingo de julio.
Así, casi sin darnos cuenta, al filo de las nueve y
media de la noche, María Santísima del Carmen ya se había fundido en un abrazo
con el sol que la adjetiva en las letras de la aurora, dejando nuestros
corazones henchidos de satisfacción, de fervor, de alegría y de devoción hacia
nuestra excelsa Madre Celestial. Una vez más se había perpetuado para la
historia, la mágica bajada de nuestra Madre por el ‘muelle de Los Barrancos’.
Al son de ‘Reina entre olivares’, la Patrona de Rute fue
llevada en volandas por sus hermanos de varal y por los ruteños hasta la
céntrica plaza que lleva su nombre, centro neurálgico de su villa, donde un
gentío espectacular aguardaba la soberbia interpretación de la música
carmelitana por parte de la asociación cultural coral polifónica Bel Canto de
Rute, certificando una vez más que Rute tenía ganas de Carmen y de Patrona,
como así lo ha sido siempre desde que fue reconocida y nombrada como tal en 1924.
Tal y tan magna era la hermosura, que apenas si
cabía en su recorrido por la calle Roldán, donde sus vecinos la esperaban con
los brazos abiertos para contarle a nuestra Patrona sus problemas familiares,
sus preocupaciones por los que están fuera de nuestro pueblo o sus
incertidumbres respecto de la salud de los seres queridos que imploran su
auxilio día tras día -porque para eso es Abogada de todos los ruteños-.
Después, la calle Portugueses, se quedó de nuevo
pequeña en su recorrido para disfrutar un poco más de nuestra Carmelita antes
de llegar a la parroquia mayor de Santa Catalina mártir, que acabó acogiendo a
nuestra Patrona tras la bienvenida de nuestro párroco y consiliario, D. Juan
Carrasco Guijarro, y la previa interpretación al unísono del himno de nuestra
Patrona por parte de la agrupación musical Santo Ángel Custodio y la banda
sinfónica municipal de música de Rute.
La
Santísima Virgen
del Carmen, Patrona de Rute, ya luce en el altar mayor de Santa Catalina para las celebraciones
del solemne novenario, el pregón de las Fiestas Patronales y para la solemne
función religiosa concelebrada del día grande, el 15 de agosto.
Muchos días -gracias a Dios- los que podremos
contemplar a nuestra Madre en Santa
Catalina, para compartir y certificar aquella sabia aseveración de Friedrich
Wilhelm Lubke de que “COMPRENDER LA BELLEZA, SIGNIFICA
POSEERLA”.
Me parece, queridos ruteños, que
todos sabéis a quién me refiero….
¡Se llama María, se apellida
Carmen y, para gloria nuestra, será por siempre Patrona de Rute!
Rute con su Patrona.
Siempre Carmen. Siempre Patrona.
¡VIVA LA VIRGEN DEL
CARMEN!
¡VIVA LA PATRONA DE
RUTE!
¡VIVA LA REINA Y
SEÑORA!
¡VIVA LA EMPERATRIZ RUTEÑA!
¡VIVA EL HONOR Y EL ORGULLO DE NUESTRO PUEBLO!
¡VIVA EL HONOR Y EL ORGULLO DE NUESTRO PUEBLO!
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