Con este maravilloso frontis se
nos presenta la Reina
y Señora de Rute, espectacularmente ataviada por el grupo de camarería de la Archicofradía para
el Adviento.
Texto: Jesús Manuel Redondo Alba
Imagen: Diego Alba Romero
Acostumbrados a la dureza y la exigencia propia del
cumplimiento de nuestras obligaciones, solemos dejar de manera inconsciente
nuestro espíritu cristiano totalmente a la deriva y sometido al implacable
temporal del día a día.
Sin embargo, para eso está Ella -La Señora, nuestra Madre y
Patrona- para descuartizar con un solo haz de luz de su bendita mirada cualquier
atisbo de desconsuelo que amenace nuestro ser (y me consta que son cientos de
ruteños los que con su testimonio dan buena fe de que esto es así). ¡Ay, si la
reja de su Santuario hablara…!
Ayer, la
Señora, me dio la suerte de poder contemplarla entre semana,
algo que para los que nos encontramos fuera de nuestro Rute es un placer: algo
así como un “delírium trémens” que excita el alma llevándola al éxtasis más
desbocado de la satisfacción personal. Os puedo asegurar, queridos carmelitas,
que después de contemplar el actual frontis de la Patrona de Rute -dispuesta
y ataviada ya para el Adviento- la
Navidad ha llegado realmente a nuestro pueblo.
¡Qué suerte disfrutarte como Patrona! ¡Qué gozada
que seas para esta villa la luz del camino que nos guía hasta Jesús!
A partir de ahí, contemplar la exquisitez de la obra de arte que el grupo
de camarería ha realizado sobre tu descomunal impronta, Carmen, me exime y
limita de capacidad verbal alguna para piropearte, idolatrarte, ensalzarte y
adorarte, pues los dotes sobrenaturales de la belleza que actualmente luces en
tu camarín están a todas luces fuera del alcance de cualquier descripción que se pretenda conformar a base de palabra
terrenal alguna. He ahí mi impaciencia y, a la vez, mi satisfacción y orgullo,
pues dicha incapacidad no es sino la muestra más fehaciente de que describir el
Carmen es difícil porque se trata de describir El Cielo, ese que eternamente
estará “guardado en celo por los ejércitos de Dios”.
Solemne hábito ensalzado por la rectitud de tu
presencia, capa bordada en aplicación de tisú a base de plata y oro y mantilla
con pose natural al hombro presentando al Mesías recién nacido, estrenando
vestido brocado azul y oro y rematado con sedas naturales. ¡Poco más se puede pedir, cuando se trata de describir el Cielo en
plena calle Toledo!
El Señor, con su magia, permitió un día que una
“Estrella del Monte Carmelo” naciese en nuestro pueblo para iluminar a los
ruteños en el camino que conduce hasta
el Portal. Buena suerte que esa Estrella
ha resultado ser para todos nosotros: la
luz, el brillo y la Gloria
del mismísimo Niño Jesús.
Se llama María, se apellida Carmen y, para Gloria
nuestra, será por siempre Patrona de Rute.
Queridos
carmelitas: ¡Feliz Adviento!
¡VIVA
LA VIRGEN DEL
CARMEN!
¡VIVA
LA PATRONA DE
RUTE!
¡VIVA
LA MADRE DE
DIOS!
¡VIVA
EL HONOR Y EL ORGULLO DE NUESTRO PUEBLO!
No hay comentarios:
Publicar un comentario