La
Archicofradía de María Santísima del Carmen, Señora y Patrona de
Rute, celebró el Rosario de la
Aurora en pleno ecuador del Novenario de nuestra Carmelita.
Texto: Jesús Manuel Redondo Alba
Imágenes: Julián Rey Jiménez
Eran las seis y media de la mañana cuando los
primeros cohetes y las campanas de la parroquia mayor de Santa Catalina ponían
en alerta al pueblo de Rute de la inminente celebración del tradicional Rosario
de la Aurora a
nuestra Bendita Madre y Patrona.
A esa hora, los Hermanos de la Aurora ya afinaban sus
instrumentos y sus voces, preparándose para pregonar musicalmente a base de rezos
y plegarias el nombre de la
Madre de Dios, conjugados a partir de los Misterios Gloriosos
del Santo Rosario.
Poco después, a las siete en punto, la recién
estrenada Cruz Parroquial, flanqueada por dos igualmente recién estrenados
ciriales de plata, servían de guía para formar el cortejo que recorrería
posteriormente las calles Alfonso de Castro o Del Pilar, Ramón y Cajal o Del
Agua, Juan Carlos I Rey de España y Constitución. Cerrando el cortejo del
Rosario: los Hermanos de la
Aurora, Junta de Gobierno de la Archicofradía y el
Consiliario de la misma -D. David Ruiz Rosa-, encargado de oficiar el acto y
escoltado por uno de los estandartes insignia de nuestra Carmelita, en concreto
el que representa a nuestra Patrona a través de la fantástica pintura que Carmen Cárdenas realizara en su
día, y denominado popularmente como “el estandarte rojo”.
Después, los rezos, las plegarias y los cantos de
los solitas Javier Córdoba, Alfonso Quevedo y Jesús Manuel Redondo se
encargaron de llevar a los ruteños la alegría, la esperanza y el gozo del
amanecer del domingo proyectado en el Cielo en forma de luminosidad del rostro
de nuestra Carmelita, la cual se encontraba radiante, ya vestida de gala para
los momentos más intensos de las Fiestas Patronales 2015.
La celebración de la Santa Misa sirvió de
colofón para poner la guinda al pastel de una mañana de verano al lado de nuestra
Patrona, en un Rosario 2015 con una extraordinaria asistencia de fieles, que
una vez más nos ayudó a experimentar la fantástica gozada de sentir a nuestra
Patrona dentro de cada uno de nosotros y a reflexionar interiormente sobre
nuestro compromiso de caridad y entrega para con los demás.
Santísima Virgen del Carmen, Madre, Señora y Patrona
nuestra: que el maravilloso y despampanante destello de tu inmaculado y
precioso rostro sea la luz que ilumine cada uno de los amaneceres de nuestra
existencia, y en especial el de los enfermos, necesitados e impedidos que, más
que nunca, necesitan de tu luz eterna para salir del trance en el que se
encuentran. Es por eso que, nuestra especial petición, la dedicamos desde estas
líneas especialmente a ellos, confiándote a ti plenamente sus desconsoladas
imploraciones de auxilio. Estamos seguros, Carmen, de que nos los abandonarás.
Que así sea…
¡VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN!
¡VIVA LA PATRONA DE RUTE!
¡VIVA LA MADRE DE DIOS!
¡VIVA LA CONSOLADORA DE LOS
AFLIGIDOS!
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