Texto e imagen: Jesús Manuel Redondo Alba
En la mañana del pasado jueves, 15 de enero, nos
despertábamos con la triste noticia del fallecimiento de D. Miguel López del Moral,
párroco de Santa Catalina mártir durante casi 14 años (labor que compaginó con
la de Consiliario de la
Archicofradía de Nuestra Patrona).
Los que hemos tenido la gran suerte de disfrutar de
su empatía y de gozar plenamente de su compañía a nivel familiar, podemos
afirmar con pleno conocimiento de causa que se nos ha ido una persona íntegra
en lo humano, en lo sentimental y en lo intelectual; cualidades que, sin duda,
volcaba sin tapujos sobre los demás de manera inconfundible: como sólo lo saben
hacer las personas que se van de esta vida hacia otra mejor, con la
satisfacción del deber cumplido, dejando huella sempiterna con sus hechos y sus
enseñanzas.
Esa huella sempiterna: profunda (y a la vez
sencilla), recta (pero plagada de igualdad) y valiente (aunque también
meticulosa) quedó marcada para siempre en nuestra parroquia mayor de Santa
Catalina mártir a base de una obra social, caritativa y espiritual sin precedentes,
en pos de que la palabra de Dios llegara a los hogares de los ruteños y acabara
retumbando en sus conciencias y sus corazones. Y es que ante los ojos de Dios,
todos somos iguales: ¿verdad Miguel?
Me quedo, queridos ruteños, con mis largas tardes de conversación con él
explicándome los avatares de cómo era su parroquia por dentro (con sus ojos
llenos de felicidad cuando lo relataba); guardo en mi corazón los
estremecedores y emocionantes comentarios sobre las obras de caridad que se
materializaban por entonces en nuestra Villa (a través de las Cofradías
ruteñas) y, por supuesto, con los piropos sentidos y sus maravillosas palabras
sobre Nuestra Patrona, su Santo
Escapulario y la devoción hacia Ella.
A buen seguro, Miguel, te habrás quedado con el
sabor agridulce de no estar presente en Rute para presenciar la Coronación Canónica
de Nuestra Patrona en primera persona, pero a buen seguro el sitio que Nuestra
Carmelita te tiene guardado en ese su Jardín del Cielo, tiene bastante mejor
panorámica que el jardín terrenal que aún pisamos los ruteños mortales de a
pie.
Querido Sacerdote Ministro de Cristo, querido D.
Miguel López del Moral: llévate contigo el amor de tu esposa, de tus hijos y de
tus nietos (ahora quebrantado por el tormentoso dolor de tu falta) y, ya que tienes la suerte de estar tan cerca de
Nuestra Patrona, sigue rezando junto a Ella, para que esa igualdad por la que
luchaste siga siendo un bien en alza.
Nosotros, mientras tanto, con un rosario en la mano y con el rostro de
nuestra Patrona en mente, seguiremos recordando tu labor por siempre.
Descanse en paz.
¡VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN!
¡VIVA LA PATRONA DE RUTE!
¡VIVA LA MADRE DE DIOS!
1 comentario:
me gusta ademas una virgen muy bonita
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