Texto: Jesús Manuel Redondo Alba
Imágenes: Julián Rey Jiménez
Atrás quedó la excepcional apoteosis festiva que
rodea a las fiestas navideñas y, poco a poco, todo empieza volver a la
normalidad: a esa que me gusta relacionar siempre con la impetuosa pero
discreta presencia en el camarín luciendo el Mesías en tus manos tras su
Nacimiento. ¡Bendita Hermosura la de tu rostro mirando al frente ofreciéndonos
a la Palabra
hecha carne, habitando entre nosotros! ¡Alabada sea tu pureza por concebirla
libre de pecado original!
Ahora nos toca activar en el día a día todos esos
principios y buenas intenciones que, durante estos días, han atravesado
nuestros sentidos alertándonos de cómo debe ser nuestro comportamiento para con
los demás, dejando a un lado el soberbio egocentrismo del que flaqueamos y que
la mayoría de las veces se encostra en nosotros de una manera tan miserable.
Gracias a Dios, Santísima Virgen del Carmen, que
para ayudarnos a esa difícil misión te tenemos
siempre a Ti, pues TÚ, representas la eterna Navidad de esta Villa de
Rute al conseguir en los ruteños cuando te miramos: un amanecer, un nuevo día,
una ilusionante esperanza y una alentadora sonrisa a esos problemas que no
cesan. Por eso eres Patrona nuestra, la Estrella que guía a este pueblo al que embelesas:
la dona sempiterna que cobija bajo su manto a esta Villa por la que sin
descanso rezas.
Me apetecía compartir con vosotros esta otra
Navidad: la del frontis de la
Reina y Señora siempre presente, la del Carmen siempre
abierto con el olivar al fondo en silencio, la de los ruteños extasiados en la
puerta rezándote, la de tu Niño vestido ahora con traje de cristianar antiguo
deseoso de entrar en nuestras vidas y la del deseo de Nuestra Carmelita de un
pueblo siempre unido.
Que la procesión de tu Niño Jesús del mes de diciembre
y los dulces que los ruteños han fabricado con su esfuerzo y dedicación (a
imagen y semejanza del azúcar de tus labios), Carmen, sirvan para endulzar y
mitigar de dudosas y amargas intenciones nuestros sentimientos, y a la vez
representen el más hermoso de los regalos que este pueblo puede elevar al
Cielo: el amor que todos al unísono profesamos a la Madre de Dios.
Queridos ruteños: gocemos inmensamente del
privilegio de tener tan cerca durante todo el año a nuestra Patrona; alegrémonos
de la satisfacción de poder “saborear visual y espiritualmente” en silencio el
rostro de la Madre
con el Mesías en sus manos, y prolonguemos la Navidad ya pasada en esa
“otra Navidad” que comienza a partir de ahora para cada uno de nosotros. De lo
demás, a buen seguro, ya se encargará Nuestra Carmelita.
Algo tendrá que ver Ella, por
tanto, en aquello de que Rute ¡tiene sabor a Navidad!
¡VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN!
¡VIVA EL FRUTO BENDITO DE TU
VIENTRE!
¡VIVA LA REINA Y SEÑORA!
¡VIVA LA PATRONA DE RUTE POR
SIEMPRE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario