El Triduo de febrero nos ha dejado una estampa de la Virgen del Carmen que nos recuerda a la más antigua de las fotografías que se conservan de la Señora, datable de finales del siglo XIX. En ella, se puede observar la serena efigie de nuestra Patrona con la capa recogida y el pelo desprovisto de mantilla y adornado con jazmines. Además, las manos izquierdas de Madre e Hijo portan dos ramilletes de flores en tonos blancos. Esta misma idea se ha intentado plasmar por parte de la camarera de la Virgen, con las limitaciones que el paso del tiempo a acarreado sobre el patrimonio de la Virgen. Por ejemplo, a la capa de Isidro Molina -que es la que viste en la fotografía- se le cambió la disposición de los bordados, dejando de poder recogerse; además, a la corona se le añadió el aro de estrellas, por lo que en esta ocasión porta la más antigua que se conserva.
La Virgen luce el manto que le regalaron el Ayuntamiento y el pueblo de Rute en 1925 y la saya y Escapulario que tradicionalmente saca el 15 de agosto. Sí son las mismas piezas de la antigua fotografía el cetro, las potencias del Niño Jesús y la media luna. Los Escapularios de mano, por su parte, son portado en la mano izquierda aunque usualmente lo hace con la derecha. Los jazmines y ramilletes -deseo expreso del Hermano Mayor de este año- han sido donados para la ocasión.
El altar de cultos se ha compuesto por varios juegos de jarras de margaritas en tonos rojizos y candelabros que se disponen simétricamente a ambos lados del camarín. La acertada elección de este color ha aportado un tono de color y alegría al que no estamos acostumbrados.
*Fotografías de Julián Rey
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